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¿POR QUÉ ME RECHAZAN?

¿POR QUÉ ME RECHAZAN?


  Una de las experiencias menos gratas a las que una persona podría enfrentarse en la vida, es la exclusión social o anulación social, es decir, sentir que no pertenece a ningún sitio o a ningún grupo de interés en el que pueda ser aceptado por otros. Es a partir de este momento que la persona registra un sentimiento de soledad.

  Gran parte de la exclusión o anulación social también depende en gran parte de nosotros mismos, porque la participación, la actitud y la exposición juegan un papel fundamental.

 Algo que tenemos que tener en cuenta es que, en algún momento de nuestras vidas, todos hemos sentido rechazo e inseguridad, e inclusive hemos puesto en duda lo que somos y quienes somos.

El rechazo no se presenta todo el tiempo por cosas importantes como que no te acepten en tu universidad preferida, que no te seleccionen para el equipo deportivo que más te interesa, o que no tengas pareja para ir a una fiesta. También puedes sentirte rechazado en situaciones cotidianas como por ejemplo si tu chiste no causó gracia, si nadie se acuerda de guardarte sitio en la mesa a la hora de comer o si la persona que te gusta de verdad habla con todo el mundo menos contigo.

El rechazo duele, pero es imposible evitarlo por completo y, de hecho, no sería bueno hacerlo porque las personas que tienen demasiado miedo al rechazo pueden no atreverse a intentar algo que desean. Desde luego, evitan el rechazo, pero también tienen absolutamente garantizado que nunca conseguirán lo que desean porque no se atreven a intentarlo.

Psicológicamente traducimos el rechazo como una falta o carencia de nosotros frente al mundo. Es decidir cerrar las puertas de nuestra interacción y auto anularnos, debido a que nuestro juicio personal, nos indica que no somos suficientes para pertenecer, estar o sentir.

El rechazo se presenta en diferentes dominios de nuestras vidas, en lo profesional, sentimental, físico, económico, en el idioma, los viajes, la religión, el género, la raza, la nacionalidad, la moda, entre otros.

La gente que sufre intensamente de miedo al rechazo necesita constantemente aceptación y validación social, pero inconscientemente sólo buscan señales que les demuestran que no gustan o no agradan a los demás y en su cabeza no dejan de preguntarse qué pensará la gente de ellos.

Esa búsqueda constante de aceptación es un tremendo error, un círculo vicioso. Tu aceptación tan sólo puede venir de tu interior, no de los demás, porque cualquier palabra, mirada o gesto de alguien siempre podrá ser malinterpretado como un rechazo cuando en realidad no lo es. Nunca podrás estar seguro del todo.

Un excesivo temor al rechazo puede crear un patrón de comportamiento muy peligroso en tu vida. Puede conseguir que sientas que no eres lo suficientemente bueno o que eres un fracasado. En tus relaciones sentimentales te puede convertir en obsesivo y celoso compulsivo, y esto te puede llevar a destruir relaciones que tan sólo acababan de empezar poniéndote a la defensiva desde el principio.

La mala noticia es que no puedes evitar tener miedo a ser rechazado, la buena es que sí puedes cambiar cómo reaccionas frente ese miedo. Tu comportamiento frente al miedo es algo que has aprendido a base de hacer lo mismo durante muchos años de tu vida. Si tu reacción te paraliza y te impide conocer gente, entonces es hora de que aprendas a reaccionar de otra manera.

Debes desarrollar nuevos hábitos más constructivos en lo que respecta a lo que piensas de la gente y de ti mismo. A medida de que vayas incorporando dichos hábitos, tu reacción negativa al miedo irá desapareciendo.

 

Para nuestra propia reflexión, finalizo este artículo diciéndoles que la vida me ha enseñado que no he tenido que hacer nada para ser aceptado.

 

José Esposito

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